LA CAOBA DE LOS ANDES
Escribe: Lissete Herrera |
Los bosques de queñuales, un árbol resistente cuya madera es usada para la construcción de viviendas, corren el peligro de una depredación que afectaría además a algunas especies dependientes de ese medio ambiente, como el churrete real, un ave que apenas alcanza los 240 ejemplares en el mundo.
Este árbol es tan duro como la caoba amazónica. Pero existe sobre los 3 milmetros del nivel del mar. Se llama polylelis y es más conocido como queñual. En sus bosques viven aves, roedores, insectos y fauna única en su género. Cuanto más se le estudia, más sorpresas concita por la posibilidad de registrar una nueva especie para la ciencia, como un ratón del género Akodon sp, hallado recientemente en el Callejón de Conchucos.
Este árbol es típico de los Andes. Sólo en Perú existen 18 especies de las 26 registradas. Pero su mayor fortaleza ha sido a la vez su perdición. Cientos de hectáreas han sido taladas para usar la madera del queñual como un resistente combustible en las heladas noches andinas. No sólo es el sustento del 67 por ciento de especies únicas de aves que las habitan, de los cuales el 55 por ciento se encuentra en la lista roja, sino también como un material durable, calienta las chozas de los campesinos y pobladores andinos. Columnas, soportes, umbrales son los múltiples usos de esta madera. Antiguas casas circundantes a la plaza del Cusco tienen vigas hechas de queñual. En la sierra de Lima, en Oyón, los bosques fueron depredados para hacer parquets:“pisos de madera”. Amén de sus propiedades medicinales y culturales.
Estos árboles han acompañado al poblador andino desde tiempos remotos, actúan como colchones de agua y conservan espacios de vida únicos.
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