Ciencia. Identifican corredor natural del oso de anteojos. Un entusiasta grupo de biólogos liderado por Robyn Appleton identificó a treinta osos de anteojos que tienen como hábitat los bosques nubosos de Lambayeque. advierten el riesgo por la tala de árboles. Fotos
Antonio Bazán Chero. Chiclayo.
Marcan sus pasos entre el bosque tropical de Pómac, en Batangrande, y el refugio de vida silvestre de Laquipampa, en las alturas de Incahuasi, como si respetaran estrictamente las fronteras de Lambayeque.
Este corredor natural de casi 100 kilómetros es la residencia de una población de 30 osos de anteojos perfectamente identificados, un grupo que ha crecido en los últimos dos años con el nacimiento de cuatro oseznos.
Desde la década de los ochenta no existían estudios sobre osos andinos en territorio lambayecano. Se ignoraba su andar en su hábitat natural hasta el año 2006, cuando la bióloga canadiense Robyn Appleton y un equipo de biólogos peruanos e investigadores del célebre Zoológico de San Diego, en California, se instalaron entre los árboles de los bosques secos y nubosos de Lambayeque para estudiar el comportamiento de estos preciosos animales que lucen –con ajena vanidad– unas lujosas gafas alrededor de sus ojos.
Gracias a esta iniciativa académica-científica funciona el Centro de Conservación del Oso de Anteojos en Batangrande, un poblado ubicado en la provincia de Ferreñafe. Es ahí donde Appleton y su equipo de profesionales procesa la información desprendida del monitoreo de campo. Además, desde este centro se busca responder a muchas de las preguntas no resueltas sobre este úrsido de bandera sudamericana, en un esfuerzo a largo plazo que apunta a sostenerse en el tiempo.
Appleton y los científicos que la acompañan en esta aventura –en su afán por descubrir los misterios que envuelven a los osos andinos– instalaron collares satelitales con GPS para seguir su rastro y conocer de cerca sus desplazamientos, interrelaciones, comportamientos competitivos y acciones de supervivencia, pero también sobre la amenazante depredación de los bosques.
El zoólogo estadounidense Russ Van Horn está convencido de que conocer sus costumbres e identificar los peligros es la fórmula para la conservación de los osos en su hábitat natural. Es decir, se podrán delimitar sitios que deberán ser protegidos a fin de asegurar su hábitat.
“Chris” es un macho adulto y por ahora el punto de referencia de la investigación. Él es el engreído de los investigadores y posiblemente el padre de una de las crías, nos dice Van Horn.
“Hemos encontrado hasta cuatro cuevas que son las guaridas de la madre y el refugio de los osos bebé”, nos cuenta entusiasmado.
Por su parte, Meg Sutherland, veterinaria de San Diego Zoo nos dice que solo los machos, ante la ausencia de alimentos –como el sapote– en Pómac, migran temporalmente hacia las alturas de Laquipampa para alimentarse de bromelia, una flor que crece en esta reserva andina.
“Las hembras y sus crías permanecen en el lado seco del bosque”, precisa.
Para esta investigación usan 20 cámaras sensoriales –o “cámaras trampa”– instaladas en este corredor natural, y lograron captar hasta tres momentos de igual número de parejas de osos de anteojos en proceso de apareamiento, previo cortejo. Se conoció que es durante el verano en que los machos persiguen a las hembras y desarrollan conductas agresivas entre ellos, síntoma inequívoco de que quieren conquistarlas.
Es en la temporada calurosa en que los mamíferos comparten un mismo hábitat, y empiezan a dispersarse con la llegada del invierno.
Pero a Van Horn y Sutherland les preocupa la forma en que los bosques son depredados, amenazando con fragmentar el hábitat de los osos.
“Para apoyar la supervivencia de los osos se tiene que trabajar en la conservación de sus hábitats”, anotó el zoólogo, quien entiende que el proyecto conducido por Appleton es el más importante de Sudamérica.
Para acercar más a la población, el Centro de Conservación del Oso de Anteojos en Batangrande no descarta trabajar un proyecto de avistamiento en estado silvestre. Sutherland cree que así como se patentó la figura del koala y los osos panda, podría hacerse lo mismo con los osos de anteojos. “Esto recién empieza”, dijo, y es verdad.
Datos
Ucumari. El oso de anteojos, conocido como ucumari, habita los bosques nubosos desde Venezuela hasta Bolivia, incluyendo Colombia, Ecuador y Perú. La población en nuestro país es de aproximadamente 5,000 ejemplares distribuidos entre los 250 y 4,500 msnm.
Osos inmigrantes. En el célebre zoológico de San Diego hay dos ejemplares del oso de anteojos. Ambos nacidos en cautiverio.
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